Así lo argumentó Luis Fernando Acebedo Restrepo, profesor de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales, quien precisó que en el país se ha venido trabajando, desde el Gobierno, más en una política de innovación enfocada a mercados, empresas y Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC).

“Al ser Colombia un país precario en condiciones económicas y sociales, los pocos recursos deben orientarse y aplicarse a las necesidades de las comunidades”, dijo el docente.

Al respecto, considera que se podría impulsar el aprendizaje social, más que la tecnología radical, que beneficie a las comunidades: “La sociedad siempre debe estar en el centro de la búsqueda de soluciones y no dependiendo de un estado paternalista que llegue a resolver los problemas. Se requiere una relación estrecha entre Estado y sociedad para solucionar problemas locales en la perspectiva de superar dificultades económicas, ambientales y sociales”, dijo el profesor Acebedo Restrepo.

Según su planteamiento, la pobreza de los barrios y comunidades en Colombia no es un tema estructural, se da por el abandono y la apatía del Estado y las instituciones, además de la poca creatividad para atender los problemas sociales.

El docente de la U.N. Sede Manizales recordó que, por ejemplo, la capital de Caldas tiene problemáticas muy serias en materia agrícola, seguridad alimentaria y en la manera como se gestionan los proyectos sociales de vivienda (como el Macroproyecto San José, donde el Estado impone soluciones con poca participación ciudadana).

“Aplicando innovación social se impactan más poblaciones, estableciendo, no necesariamente la infraestructura como meta, sino la solución de los problemas, por ejemplo, a través de mejoramiento integral de barrios”, propuso el docente.

Involucrar a la comunidad

Pablo Riquelme, profesor de la Universidad de Arte y Diseño de Helsinki (hoy conocida como Universidad de Aalto), quien estuvo en la U.N. Sede Manizales, manifestó que la innovación social es un factor determinante que permite  la integración de distintos grupos y la creación de soluciones a partir del conocimiento que se tenga de la gente.

“Helsinki tiene mucho menos recursos que antes pero muchas más necesidades. Por eso ahondamos en estas metodologías de trabajo en las que las personas se convierten en el centro de las soluciones, pensando siempre en sus necesidades”, dijo el docente invitado a Manizales por las universidades Nacional y de Caldas.

Por eso, recalcó que las ciudades son para la gente y se deben construir desde el sentir ciudadano.

El profesor Riquelme ve en el posacuerdo de Colombia una oportunidad para pensar en innovación social, es decir, evaluar cómo una situación adversa puede transformarse en soluciones a problemáticas sociales.

“Es así como Helsinki se ha transformado en una ciudad inclusiva, co-creativa, amable y participativa, en la que tanto el Estado, la sociedad y las instituciones trabajan de forma articulada en el desarrollo de la ciudad”, sostuvo el profesor Pablo Riquelme.

Insistió en que para generar desarrollo los países deben ver a sus gentes como su principal recurso natural, que se tiene que mantener en el tiempo para avanzar. Luego, agregó, se debe pensar en la creación de comunidades y alrededor de esto diseñar las estructuras de las ciudades.

Samaria, un sector de esperanza

Siete estudiantes, y profesores de Arquitectura de la U.N., junto al profesor Juan Carlos Rojas, de la Universidad de Toulouse (Francia) y varios de sus estudiantes, visitaron los barrios Solferino y Samaria de la capital de Caldas, considerados comunidades vulnerables por los altos índices de violencia que allí se presentan.

Como una forma de hacer innovación social, este grupo académico desarrolló propuestas de mejoramiento integral de estos barrios, específicamente para el Centro de Integración Ciudadana (CIC), por su potencial para convertirse en territorio de paz, integración, educación, arte y cultura.  

“Se estructuraron propuestas para esta zona como senderos peatonales y ciclorutas, plazas, juegos infantiles, gimnasios, otras áreas deportivas, espacios de comercio y oficinas de trabajo apropiadas por las comunidades”, explicó Gloría Hoyos, profesora de Arquitectura de la U.N. Sede Manizales.

Por su parte, el profesor Acebedo precisó que este ejercicio también sirvió para darle otro aprovechamiento a las aguas naturales, como por ejemplo, lavado de vehículos, riego de huertas urbanas y jardines, generación de energía, entre otras.

Por eso mediante diferentes propuestas de diseño integral (arquitectónico, urbano, paisajístico y el uso de energías renovables) se diseñó la transformación del lugar brindando espacios que revaloricen el barrio Samaria y sus alrededores en pro de la integración y la sana convivencia de sus habitantes.