El modelo de invernadero, cuyo costo aproximado es de 200.000 pesos, mide 30 cm de ancho, 40 cm de largo y 50 cm de alto, lo que facilita su ubicación en los techos o balcones de los hogares. 

Por lo regular un invernadero tradicional es un lugar grande y cerrado, con una cubierta traslúcida que permite la entrada de luz solar y en el que se plantan cultivos manteniendo una temperatura adecuada. 

Para adaptarlo a los hogares, los estudiantes Joan Sebastián Jiménez, Daniel Enrique Celín y Nelson Cardona, de octavo semestre de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales, crearon un prototipo sencillo, de bajo costo y ecológico. 

La propuesta contó con la asesoría del profesor Jorge Hernán Estrada Estrada, de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la U.N. Sede Manizales, dentro de la asignatura de Agrónica (mezcla el agro con la electrónica para encontrar solución a problemáticas). 

Los estudiantes explican que el prototipo consta de un sistema arduino (tarjeta de hardware y software) capaz de controlar sensores y generar señales, las cuales activan dispositivos electrónicos colocados estratégicamente para controlar variables como la temperatura y la humedad del suelo. La cubierta inclinada de este objeto permite que el aire caliente suba y sea extraído por un ventilador, con lo cual se controla la temperatura. 

Los creadores de este modelo aspiran a promoverlo en las comunidades de bajos recursos para fomentar el cultivo de diversas hortalizas y plantas aromáticas. 

“Tener cultivos en las casas ayuda a generar un aprendizaje colectivo en torno a la siembra, el cuidado y mejoramiento de productos agrícolas”, indica Joan Sebastián Jiménez. 

Una de las posibilidades de este proceso es que se pueden realizar trueques, con el fin de que las comunidades interactúen y colaboren entre sí desde la agricultura cooperativa. 

Un mejor ambiente 

El estudiante Daniel Enrique Celín manifestó que los invernaderos inteligentes en los techos de las casas mejoran el medioambiente, gracias al intercambio de microorganismos. 

“El control inteligente, el sistema hidropónico (sin suelo) y las energías alternativas implementados ofrecen una significativa reducción de costos energéticos y de operación, por lo cual contribuyen a proteger el medioambiente”, concluye el investigador de la U.N. 

Otra de las pretensiones del proyecto es consolidar un modelo innovador para mejorar la calidad y cantidad de cultivos hidropónicos en cualquier parte del territorio nacional. El propósito es que las comunidades lleguen a ser autosostenibles, dado que al sembrar sus alimentos realizarían alianzas con tiendas o fruterías, lo que les permitiría obtener ingresos para su familia y fortalecer el emprendimiento entre la comunidad. 

Nelson Cardona, su otro creador, enfatizó en que como no es recomendable que el control eléctrico –proveniente de la red de energía– genere un consumo adicional, se están buscando otras alternativas como energía solar o eólica, las cuales son más económicas y no perjudican el medioambiente.